= aunque sea para incordiar =

25 sept 2008

Animalada

Dentro suyo enjaula un alma agazapada esperando paciente el tiempo perfecto para atacar. Él respeta, sin embargo, el tiempo de los demás. Las pupilas dilatadas, los ojos de ciervo fijos en algún punto de la lejanía, son indicios de cuánto siente en realidad.

Su voz, mezcla justa entre arrullo y rugido, propugna ciertos principios leales a su pensar. Una melena importante roza sus sienes y serpentea por la nuca hasta frenar en los hombros. A veces manso, a veces en guardia, a veces feroz, pero siempre camaleónico, reincide en los mismos errores como una mula que necesita ser domada.

Y auque sea más que humano, se decide por lo terrenal, porque lo celestial queda muy alto para las alas de un águila.

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