= aunque sea para incordiar =

25 sept 2008

Infortunio

El Sr. Juárez, desperado por recuperar su ego, robó una tintura para el pelo de una farmacia. Lamentablemente, no cometió el delito lo suficientemente rápido: lo descubrieron y se vio rodeado de canas. Ahora, está cumpliendo su condena tras las rejas, indudablemente blancas. Pero no sólo eso, producto del descuido personal y del correr de los años, quedó mudo sin poder abrir nunca más su boca debido al crecimiento veloz de una barba candado. Pidió ayuda a doctores, químicos, ingenieros, físicos nucleares hasta que, finalmente, pudo liberarse con un cerrajero (que le facilitó una hojita de afeitar como era de esperarse).

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