= aunque sea para incordiar =

25 sept 2008

Amores que matan

Lo contempló entre sus brazos. Había estado quejándose más de 2 horas con ese molesto llanto estridente que tienen los bebés. Ella, entre agotada e impotente, decidió darle un calmante. Varios. Los mismos que ella tomaba todas las mañanas. Por fin estaba quieto, calmo, reposando inocentemente sobre su pecho. . Sin dejar de mirarlo, se dirigió al basurero más cercano, dónde seguramente encontraría algún indigente que no la cuestionaría. Su manito derecha colgaba inerte pero ella se encargó de acomodar su ropita mínima lo mejor posible para disimular la falta de respiración.

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